El arbusto espinoso artificial que ayuda a repoblar la dehesa

El arbusto espinoso artificial que ayuda a repoblar la dehesa

Este protector, fabricado íntegramente en Extremadura, está desbancando a las jaulas tradicionales con su innovador sistema de pinchos.

Hace ya algún tiempo, un hombre de mediana edad paseaba en bicicleta por la dehesa extremeña. Disfrutaba de un día soleado reflejado en sus ojos, pero de pronto estos observaron cómo una vaca destrozaba una joven encina que ya casi rozaba los dos metros de altura. Lo que más curioso le resultó fue que esa incipiente planta tenía un enorme protector alrededor, pero estaba totalmente deformado y abierto, por eso no cumplía con su función.

Se fue para su casa dándole vueltas a lo que había visto y tras contárselo a su hermano, empezaron a diseñar un prototipo de protector más eficiente. Esta historia ocurrió hace más de diez años en la localidad pacense de Torre de Miguel SesmeroFrancisco y Manolo Romero Aragüete llevan una década desarrollando un sistema que proteja a los futuros árboles de la dehesa extremeña, que se encuentra en una situación de degeneración debido al sobrepastoreo.

Partían de una premisa: «A una vaca de 600 kilos no se le puede parar con la fuerza bruta» indica Manolo. Así que, de nuevo observando la naturaleza, se percataron de que las únicas plantas que sobrevivían a la lengua de vacas, jabalíes, ovejas, u otros animales domésticos o salvajes eran las espinosas y las venenosas. Por lo tanto, siguiendo las leyes de la biomimética; la ciencia que copia a la naturaleza para resolver problemas humanos con técnicas innovadoras, y tras varios años de ensayo-error, crearon el que ellos consideran el protector perfecto.

Los Cactus protegen mejor el campo, se instalan con menor esfuerzo y son más baratos

Está dentro de las ayudas a terrenos adehesados en la región que da la Junta de Extremadura

Para garantizar que este producto era resistente al envite del ganado pusieron pienso en la parte inferior dentro del protector y colgado en el interior del mismo. «El pienso para los animales es como los caramelos para los niños y lo intentaban, pero se cansaban y se iban», asegura uno de los hermanos. En ese momento, decidieron patentarlo y comercializarlo. Francisco tiene una asesoría y Manolo trabaja en la planta termosolar de Torre de Miguel Sesmero, así que se asociaron con la empresa Agrogestión Extremeña y crearon Protector Cactus hace cuatro años. Como consecuencia de la creación de esta nueva firma entró a trabajar con ellos el placentino Luis Burgos Herranz, que hace las funciones de gerente.

Cuando alguien piensa en un cactus, casi lo primero que le aparece por la mente son sus espinas. Por eso le pusieron ese nombre a la compañía y al producto en sí, que no es un cerramiento ni tampoco un vallado. Por su creación, a ellos les gusta llamarlo «arbusto espinoso artificial». Para comprobar sus proezas no hay más que pasear por la dehesa comunal de Salvaleón, que ha servido como campo de pruebas para los hermanos inventores. Las jaulas tradicionales, de dos metros de alto y casi 60 centímetros de diámetro, están oxidadas, rotas, o incluso totalmente caídas en el suelo. Las plantas que protegían están sin ramas y hasta con pelo de vaca, claro significativo de haberse rascado en ellas.

Sin embargo, el protector Cactus, fabricado en acero galvanizado (para evitar la corrosión), tiene pinchos de entre 2 y 2,5 centímetros de longitud dispuestos en forma de tridente. «Utilizamos el método disuasorio. Cuando el animal se acerca a las espinas advierte peligro y no insiste», explica Burgos. Pero realmente es inofensivo, ya que en el caso de que alguna persona o animal pudiese impactar sobre él, no podría ensartarse las púas porque conforman una superficie con multitud de puntos de apoyo al estar muy cerca unos de otros, y realizan un efecto parecido a la cama espinada de un faquir.

Además, su instalación es menos costosa que la de un protector tradicional. De hecho, un solo operario puede montarlo, ya que Francisco y Manolo han diseñado una serie de instrumentos que facilitan el trabajo y ahorran tiempo. Se estima que una sola persona tarda ocho minutos y medio por unidad de obra, mientras que en los convencionales se suelen emplear entre 15 y 20 minutos y hacen falta, como mínimo, dos personas. El Cactus se asienta sobre tres varillas corrugadas de entre 6 y 12 milímetros, y de metro y medio de altura; clavadas a unos 50 centímetros de profundidad. Es posible su instalación en cualquier época del año (incluido verano) y hasta en matas sin podar, siendo impensable esto en los jaulones grandes.

Optimización de recursos

«Si una planta en sus inicios mide 20 o 30 centímetros, ¿para qué quiero un cerramiento de dos metros?», se cuestiona el gerente de Protector Cactus. Por eso ellos han fabricado arbustos espinosos de diferentes tamaños -1,20 metros es el idóneo-, consiguiendo así ajustarse a las necesidades del árbol y ocasionando un menor impacto visual a la dehesa (también se puede elegir en color verde). Cuando el árbol ha crecido lo suficiente se eleva la superficie espinosa sobre los tres tutores para seguir protegiéndolo. Llegará un momento además, en el que los animales se coman las ramas que sobresalen del protector, actuando como poda natural y favoreciendo el crecimiento en vertical. «El que era tu peor enemigo, ahora es tu mayor aliado», atestiguan.

«No se puede parar a una vaca de 600 kilos por la fuerza bruta. Nosotros utilizamos la disuasión»

«Hemos imitado a la naturaleza y le hemos colocado espinas a las jaulas tradicionales»

El Centro Tecnológico e Industrial de Extremadura ha certificado en 52 años la vida útil del protector Cactus, por lo que puede ser reutilizado en varias ocasiones, ya que cualquier arbusto incipiente no necesita más de ocho años conviviendo con esta protección hasta que adquiere suficiente envergadura. También han desarrollado una alternativa para las fincas que tienen instaladas ya mallas electro-soldadas y no desean quitarlas. Consiste en instalar tres o cuatro coronas cactus a diferentes niveles alrededor de las jaulas.

El protector Cactus está dentro de las ayudas a terrenos adehesados en la región que da la Junta de Extremadura para la implantación de sistemas agroforestales y su mantenimiento. De hecho, los ayuntamientos que tengan esas subvenciones concedidas y que hayan solicitado los típicos jaulones pero aún no les hayan llegado, pueden todavía poner los Cactus.

Los inventos de Lolín

A Manolo Romero lo apodan ‘Lolín’ en su pueblo. No es de extrañar que este hombre dicharachero se haya ganado la categoría de personaje célebre en Torre de Miguel Sesmero, pues le impregna una gran dosis de pasión a todo lo relacionado con sus creaciones. Normalmente es a su hermano Francisco a quien se le ocurre una idea y Lolín le da forma y la hace realidad. Este inventor ha elaborado todo un arsenal de accesorios para el arbusto espinoso artificial. «Uno tiene que ir al campo a disfrutar, así que hemos intentado que se trabaje lo menos posible», admite.

La herramienta quizás más innovadora se llama Easytied y es una pieza de acero lacado de alta resistencia que se acopla a todos los atornilladores eléctricos y permite atar alambres de metal, plástico, gomas, y otros materiales. Gracias a ella se evita el uso de alicates o tenazas y de la atadora de ferralla, que vale más de 2.000 euros y pesa casi tres kilos. Además, no existe la posibilidad de que ocasione ningún accidente laboral.

Este instrumento patentado a nivel mundial realiza un nudo preciso y estético, es el primero que ata más de una varilla a la vez, y lo más revolucionario, es que también desata siguiendo el mismo proceso pero a la inversa. Su precio no supera los 15 euros y no pesa más de medio kilo, ya dentro del atornillador. Como su propio inventor dice: «Es una chorrada, pero no se le había ocurrido a nadie».

Otro útil salido de la mente y las manos de los Romero Aragüete es un curvador que sirve para darle al protector Cactus la forma cilíndrica sin tener que agacharse. A la hora de enterrar las varillas corrugadas de dos metros de las jaulas convencionales, había que subirse en alto y ejercer bastante presión y fuerza, lo que es prácticamente imposible con el suelo seco en verano. Pero ahora con el clavador de varillas, es posible hacerlo sin tanto esfuerzo. Se trata de un tubo hueco de 1,2 kilogramos en el que se introduce la varilla, que hace tope con el asa de sujeción, y se va enterrando.

También han creado un extractor de varillas que sustituye a la maquinaria pesada a la hora de extraer los corrugados. Para ello utiliza un sistema de palanca. Lolín maneja todas estas herramientas con sus manos trabajadas y explica su utilidad con una didáctica fluida. Una de sus obsesiones es la seguridad porque además, en la fábrica donde se elaboran los protectores Cactus, trabajan sus dos hijos.

Aunque el producto se comercialice desde hace cuatro años, lleva muchos más de pruebas, por lo que la trayectoria está siendo muy buena. El gerente de Protector Cactus asegura que cada año duplican la facturación. «Tiene el mismo precio que las jaulas grandes, pero con mayor durabilidad y un material mejor; por lo tanto, sale más económico», comenta. Además, en la factoría hay maquinaria moderna (también diseñada por los Romero) que permite agilizar todos los procesos. Ya exportan protectores Cactus a todo el planeta, y aunque la venta habitual es por una red de distribuidores, también se pueden adquirir por Internet.

 

El protector Cactus es un artículo cien por cien extremeño y que se elabora íntegramente en la región. Como Luis Burgos indica, «más que un protector forestal, es un sistema de adaptación de obra civil al campo». Además de que es más rápido, más sencillo de colocar, más barato y más eficiente que los jaulones, facilita la labor al trabajador y sobre todo, contribuye a la reforestación porque la planta no sufre.

La dehesa vecinal de Monteporrino en Salvaleón, donde Protector Cactus ha hecho la mayor parte de pruebas, es el mejor escaparate para comprobar que las púas disuaden a los animales de forcejear con el protector, bien para rascarse, o bien para acceder al arbolito. De hecho, en alguna pequeña encina -protegida con el Cactus- se puede observar cómo los jilgueros han plantado sus nidos. En contrapartida, resulta desolador ver plantas secas o rotas porque se ha intentado frenar a los animales con sistemas de fuerza. Las semillas del presente serán las que eviten en cientos de años que la dehesa extremeña quede yerma.

 

Fuente: Diario Hoy

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